Claudio Zuñiga chileno de nacimiento, pero paraguayo de corazón, trabajó con pasión y gran dedicación por nuestro país y por este deporte. Llego en los años 70 y desde ahí nunca más se fue.
Descubrió grandes talentos como Víctor Fatecha, Natalia Toledo, Leryn Franco, entre otros. Una de las anécdotas más contada es el descubrimiento de Víctor. Una vez fue a instalar un mueble de cocina a la hermana de Víctor Fatecha, y así descubrió que un chico de 12 años era el mayor talento que conoció este deporte, con tan solo verlo tirar piedras y palos de escoba. Cuatro años después, Fatecha obtuvo una medalla en un mundial.
Otras de las anécdotas contadas es el descubrimiento de Natalia Toledo, una paraguayita que lanzando palos de escoba demostró todo su potencial, y a la que Zúñiga, con ciencia y sapiencia, convirtió en campeona nacional y recordwooman internacional.
Recordado por portar siempre una peculiar gorra y un cronometro colgado del cuello. No había día que no le encontrarás gritando “¡que la cadera, que el brazo, que el giro!”.
Un maestro, que una vez dijo “la facultad es la tumba de los atletas” haciendo referencia a que las universidades no daban becas a los atletas más renombrados de nuestro país.
Él fue Claudio Zuñiga, el profesor que nos enseñó que Paraguay es un diamante en bruto que solo falta explotarlo para lograr grandes cosas en el deporte.
En memoria a él, el Grand Prix Sudamericano de nuestro país lleva su nombre.